lunes, 7 de mayo de 2012

Padre Pedro Chiesa


 Al principio era para mí alguien importante, pero de carácter frío, serio. Aunque no quise, el me confesó por primera vez. Sin querer también participó de mi primera comunión, y poco a poco, sin darme cuenta, logró aumentar mi fe.
 Me defendió, en cada uno de mis caprichos. Consoló mis problemas sin sentido. Fue uno de los primeros en saber la verdad desde un principio. Me tendió la misma trampa que a muchos otros y consiguió llevarme a un retiro de el que jamás me arrepentiré haber vivido. Dejó en mis manos grandes consejos y pequeños frutos para que pueda contagiarlos, junto con algunos trucos de magia con los que a tantos ha sorprendido…
 Y ¿quien iba a decirlo? Que aunque todos lo vean serio y muy reservado, haya llegado a mí tan rápido. Que aunque fui una de las que también le tuvo miedo, lo haya querido tanto y lo haya extrañado cuando aún no se había ido. Y es que ahora se nota más su ausencia! Me es tan difícil circular por lugares en los que el me ha traído.  Comenzar a experimentar algo muy difícil de entender para mí ser.
 Quiero que sepa que nunca podré olvidarlo, y que gracias a él estoy comenzado a conocer y de a poco amar a alguien que me ayuda a conseguir mi objetivo: llegar a la felicidad.

 Les dejo un gran articulo escrito por el...

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